1.- SÍNODO DIOCESANO.
El celebrar los 50 años del caminar de la Diócesis de San Pedro Sula se puso un énfasis especial en el Primer Sínodo diocesano que sirviera para renovar la iglesia diocesana en su fidelidad a la misión recibida del Señor.
Durante más de un año, unos 25 mil católicos comprometidos han reflexionado sobre “el futuro que queremos construir según la voluntad de Dios”.
El día de san Pedro se reunieron en Asamblea sinodal, en la recién pintada catedral, los delegados y pueblo cristiano al completo, aprobando un conjunto de documentos, elaborados desde las aportaciones de todos los pequeños grupos sinodales. ”Las propuestas son fruto de la oración, del diálogo y del discernimiento de nuestra Diócesis.”
LOS 5 DOCUMENTOS :
– Una Iglesia de discípulos en camino
– Una Iglesia de comunión y participación
– Una Iglesia que celebra su fe
– Una Iglesia en estado permanente de misión
– Una Iglesia sacramento de amor, solidaridad y justicia
Estos 5 Documentos fueron aprobados por mayoría como Constituciones sinodales, que refrendaría el señor Obispo.
Estos documentos, fruto de un profundo Análisis Socio Pastoral, les llevó a un estudio Geográfico, Demográfico, la Pobreza y la Inseguridad, el Trabajo humano, Causas críticas: de vivencia, salud, vivienda, educación, Democracia y política. O sea, mirar la realidad de la vida diaria, tan amenazada, y la falta de derechos humanos.
2.- OTRAS ACTIVIDADES.
Y para que no pasara desapercibida esta fecha tan significativa, el Obispado propuso tres actividades específicas:
1ª.- Un encuentro deportivo el 6 de julio contra exjugadores mundialistas.
El evento futbolístico entre el “Clericus” –sacerdotes y seminaristas–contra la Selección campeona de Honduras en 1982, ya mayorcitos y con kilos. Total el estadio se calentó con los aplausos y animación del numeroso público a sus presbíteros con su Obispo al frente quienes ganaron por 5 a 3,. Algo merecido, pues los seminaristas corrían tras la pelota como galgos tras la liebre.
La recaudación se destinaba a las obras sociales diocesanas.
2ª.- Un evento cultural, la noche del 12 de julio, en el atrio de la catedral.
3ª.- El 13 de julio, una misa de acción de gracias.
3.- MISA ACCIÓN DE GRACIAS.
Y amaneció el 13 de julio con un hermoso sol de fiesta.
Al medio-día, almuerzo para clero y comité organizador en la cancha La Salle.
Fueron llegando los convidados, y esperando a los señores Obispos, con muchos saludos y más saludos para no empezar a la hora convenida. Mesas adornadas, platos abundantes, orquesta algo chillona para empujar los diversos alimentos. Algo redondo que se celebró y terminó con Freixenet.
Un pequeño descanso digestivo y corriendo al Estadio Francisco Morazán. Las gradas ya ocupadas por unos 15.000 feligreses, destacando la parte rural, los pueblos que fueron llegando en esos largos autobuses amarillos, que me recordaban los mismos de Nueva York con escolares. La circulación se hizo imposible y para colmo empezó a lloviznar algo, como preámbulo de bendiciones celestiales. ¡Menos mal que el chaparrón esperó hasta el final tras los cohetes y globitos encendidos que subían al cielo..!
Presidían la celebración la “virgen de la Medalla Milagrosa” y la imagen de San Pedro, ambos patronos de la Diócesis.
Y empezó una larga procesión con la cruz y seminaristas, luego los sacerdotes con su nueva y obsequiada estola; algunos previsores abrieron con recato sus paraguas… y cerrando la comitiva, los Obispos mitrados y sus ayudantas. Los altavoces tronaban por los aires los cantos de alegría, haciendo participar a todos los presentes.
En un gran palco se colocó la orquesta y coros, bien adiestrados, en su ritmo movido. En otro palco, la clerecía, algo apretujada, y en vanguardia, los 7 Obispos, con sus blancas mitras, ante el improvisado altar.
La ceremonia se desarrolló con toda normalidad y devoción, bien participada.
También tomaron parte un buen grupo de garífunas con sus yam, yam y movimientos cadenciosos, acompañando el Evangeliario con verdes palmas y velas.
Terminado el Evangelio, Mons. Ángel Garachana leyó el Decreto y firmó las Actas de este Primer Sínodo diocesano, que después resaltó abundantemente en su Homilía como “un tiempo muy importante y decisivo de la Iglesia Católica, recordando también los 50 años del Concilio Vaticano II, el espíritu, las enseñanzas y orientaciones que fueron acogidos por Mons. Brufau, por los sacerdotes y los fieles con gran apertura y disponibilidad de espíritu”. “Basta decir que estos 50 años han sido los mas decisivos, renovadores, creativos, de crecimiento y de maduración de la Iglesia de Dios en la Costa Norte”.
Y aquí llegó el OLVIDO HISTÓRICO: Ni una palabra sobre las raíces de estos 50 años de Diócesis… Ni el más pequeño recuerdo para la Congregación de la Misión de la Provincia de Barcelona que, durante 47 años, con sus Misioneros, algunos sacerdotes seculares, mayordomos, catequistas, cantores, etc mantuvieron y regaron generosamente con su sudor esas raíces históricas de la actual Diócesis.
Tenía ganas de participar en este evento, pues yo viví el final del Vicariato Apostólico y primeros años de la nueva Diócesis en La Ceiba y San Pedro Sula… unos evangelizadores de pasadas décadas; se fueron, se evaporó.
Me duele este olvido innecesario, todo quedó como un azucarillo en un vaso de agua. Nada de nada.
Al día siguiente, domingo, el Nuncio, Luigi Bianco, vino a celebrar la Eucaristía en nuestra Parroquia de San Vicente de Paúl y, ¡claro!, también participó en la mesa. Nunca había estado tan cerca de un Nuncio como éste, pequeño y simple. Seguro que no me fichó para posible obispo.
Pedro J. Gómez, C.M.
Valencia, agosto del 2013
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