MUERTE DEL P. JOAN SONET I MIRÓ, CM I SU AUTOBIOGRAFÍA

NUESTRO MÁS SENTIDO PÉSAME
NUESTRO MÁS SENTIDO PÉSAME

 

 

P. JOAN SONET I MIRÓ
                                                         P. JOAN SONET I MIRÓ

NOTA AL PIE:   

¡Nos ha dejado el P. Joan Sonet i Miró..!                                    

El P. Joan Sonet i Miró estaba, hasta ayer, en la Residencia que los PP. Paúles tienen en Salamanca. De tanto en tanto me ponía en contacto con él, por teléfono, y debo reconocer que había días que tenía muchas “lagunas seniles”, perdiendo un poco la noción del tiempo y de las personas, no recordando nombres, incluso el mío…  No tenía buen pronóstico…

A sus 89 años cumplidos, el P. Sonet tenía algunos “achaques” que en la Residencia intentaban mejorar o paliar y en donde se le daba todo el cariño del mundo por parte del personal y compañeros de Residencia. A todos ellos: enfermeras, médicos y misioneros…  Especialmente al P Francisco Salinero Martín que me mantenía informado poniéndome al día… Gracias en su nombre aunque él hoy puede hacerlo desde el cielo…

Un gran colaborador de nuestra Página WEB…

Yo tengo una biografía suya más breve pero sé que él hoy, una vez muerto, quería que publicase ésta, su autobiografía.

Aprovecho para dar una referencia sobre el P. RAFAEL JAUME BAUZÁ: Está en la Residencia que los PP. Paúles tienen en Madrid. Él está muy contento, muy lúcido y muy bien atendido. Cada vez que hablo con él la conversación se alarga más de una hora. ¡Doy fe de ello!

Jesús González Capel

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1.- NOTA INTRODUCTORIA DEL P. SONET:

En su día, estando yo en plena lucidez y dado que soy colaborador asiduo en la Página WEB de los alumnos de La Missió http:/www.lamissio.com, dejé dicho a mi buen amigo, responsable de dicha Página WEB, Jesús González Capel, que a partir de mi muerte podría publicar mi autobiografía, cuando él considerase oportuno ya que la posibilidad de escribirla en formato de libro me parecía imposible en aquella época y tampoco era posible en el Butlletí Informatiu…

Después de haber escrito para el BUTLLETÍ INFORMATIU unas 20 Biografías de miembros de la Provincia, a partir del año   1953, la última del benemérito P. José Barceló Morey, historiador y cronista, fallecido el 8.04.2013, me ha parecido justo escribir la mía, tras insinuaciones insistentes del P. José Mulet y un par de exalumnos, uno de la Apostólica de Bellpuig y el otro, mi buen amigo Jesús González Capel, de Mallorca, todos coincidentes e insistentes en que la publicara en vida.  

Tenía escrita una primera autobiografía en catalán pero creyendo en que muchos cohermanos no podrían leerla, salvo que mi buen amigo Jesús la traduzca al castellano, me he decidido a escribirla en castellano, más completa, para quienes deseen conocer, más o menos resumidamente, lo que han sido estos, de momento, largos casi 84 años de mi vida. Así fue como en vigilias de la Solemnidad de San Vicente de Paúl del año 2013, empiezo a escribir, sin prisas, los primeros párrafos de esta nueva Autobiografía, con muy pocos destinos, reducidos a:

6 años como alumno en de Escuela Apostólica de Bellpuig (Lérida).

2 años en el Noviciado de Espluga de Francolí (Tarragona).

2 de Filosofía (el 1er año de Filosofía lo hicimos en el 2º año de Noviciado) en Espluga de Francolí

– 4 de Teología en Espluga de Francolí en el mismo lugar. Y después de mi ordenación sacerdotal

2 años como profesor en la Apostólica de Bellpuig.

25 años de ministerios en USA, hasta caer muy enfermo, a principios del año 1953,

32 años en la Casa Provincial de Barcelona, con variados ministerios que resumiré al final.

Así, pues, dado que no publicarán mi vida en formato de libro ni en el Butlletí, dejo en manos de mi amigo Jesús González Capel el que publique esta biografía en la Página WEB de los alumnos cuando él considere oportuno, una vez muerto yo.

Así, pues, “Nihil obstat”

 

2.- INFANCIA.

Nací el día 2 de mayo de 1931, de padres muy cristianos. Fui prontamente bautizado en la cripta del Templo de la Sagrada Familia, enfrente de donde entonces vivíamos, por nuestro tío capuchino el P. Sebastià de Llorenç quien 6 años más tarde daría la vida, mártir del Alzamiento Nacional, de muy triste memoria, pues después de varios registros a principios del año 1937 mi padre y algunos meses más tarde mi madre, la cual había dado a luz a mi hermano Eduard el 16 de marzo del mismo año 1937, fueron arrestados por el único motivo de ser católicos. Afortunadamente un sacerdote que teníamos escondido en casa había bautizado a mi hermanito con un cucharón; lo recuerdo como si fuera ahora mismo….

Providencialmente al día siguiente de haber quedado “huérfanos” los tres hermanos mayores, vino a vernos la hermana de nuestra madre, nuestra tía Milagros y fuimos a vivir donde vivía mi abuela con dos de sus hijos. Por aquel entonces mi tío Eugeni se encontraba luchando en el frente de Aragón de donde salió con vida.- Inolvidable aquel 25 de enero de 1939 cuando en Barcelona el Alzamiento se dio por terminado…  Inmediatamente fue mi tía Milagros a “rescatar” de la cárcel a mi madre y mi hermanito, a quienes habíamos ido a visitarles varias veces, aunque viéndoles separados por una reja… ¡increíble!

Volvimos de nuevo los 6 miembros de la familia Sonet Miró a la casa donde vivíamos, en los bajos de una casa, entre la calle Provença-Passeig de Sant Joan-.

A partir del año 1939 recuerdo haber ido a dos escuelas: primero a la pequeña Escuela de la Sagrada Familia edificada en el patio abierto, cerca de donde vivían y trabajaban los padres del resto de alumnos, picando piedra para la edificación del Templo. Como antiguo feligrés y bautizado en la Cripta, me dejaron espacio para estudiar allí, creo que sólo fue un año. Al final de curso nos sacaron una foto en color a cada uno de los alumnos, vistiendo el uniforme, sentados detrás de una mesa con un gran mapamundi encima. Lo dejo escrito por el gran cariño que siempre he guardado a esta histórica foto, que siempre he guardado, no lejos del escritorio.

Mi hermano Jesús y un servidor continuamos nuestros estudios en otro colegio: éste de gran capacidad, y con variadas actividades y de las que guardo dos recuerdos especiales, además del “Cara al sol” que teníamos que cantar al inicio, los sábados por la tarde íbamos a una gran sala para ver cine creo que siempre películas de vaqueros; en aquella sala había una cortina detrás de la cual había un pequeño altar y encima una imagen de la Virgen, donde rezábamos y nunca he dejado de recordar aquella imagen mariana, como si nos miráramos mutuamente, lo que considero como inicios de una gran devoción a la Virgen.

3.- ENTRADA EN LA ESCUELA APOSTÓLICA DE BELLPUIG (LÉRIDA).

El día 12 de octubre de 1941, mi hermano Jesús, y un servidor, entramos en la Escuela Apostólica de Bellpuig, después de haber ido a misa muy temprano, con nuestra madre. A la llegada al pueblo, un par de apostólicos nos esperaban en la estación y nos acompañaron al Convent. Dejando aparte el recibimiento por parte de Superior y el Director, el P. Ángel Solá, tío de los 3 Padres y un Hno. Coadjutor con este apellido. Al día siguiente empezamos los estudios: 6 años de Humanidades, aunque mi hermano no necesitaba tantos y por eso le dispensaron el 5º Curso, entrando en el Noviciado un año antes que yo.

En septiembre de 1947 me tocó a mi vestir la sotana y faja de misionero,

 

4.- ESTUDIANTADO – ORDENACIÓN

A los 8 alumnos de Bellpuig se nos juntó el joven José Mª Biosca Seminarista de la Diócesis de Lleida. El 8 de septiembre de 1949 siete hicimos los Votos Temporales, con la entrega del Santo Cristo de los Votos que siempre he procurado tener encima del escritorio o cerca. Se dio la casualidad que los superiores quisieron probar si daba resultado que en el segundo año de noviciado estudiásemos el primer Curso de Filosofía. La prueba sólo duró 3 años, el año anterior y posterior al nuestro. El año 1952 sólo 5 pronunciamos los Votos Perpetuos y que llegamos al sacerdocio.

Sería largo describir anécdotas y acontecimientos, pero anotaré que en el Teologado me dieron el cargo de Bibliotecario, que favoreció mi temprana afición a investigar y escribir artículos. Allí aprovechaba los tiempos libres para leer libros Vicencianos, entre ellos los Catálogos de la C.M. sobre todo los de China. Hice un resumen de las casas aunque los misioneros allí destinados, vivían escondidos, los presenté en una de las Veladas que se hacían con presencia del Profesorado. Al día siguiente se me presentó el P. Brufau (futuro obispo) para peguntarme de donde había sacado aquella información y le expliqué lo que acabo de relatar, quedando sorprendido de mi, digamos, habilidad investigadora, de mi interés por la Congregación de la Misión y de aprovechar el tiempo.  

Por aquellos años tuve la suerte de que el P. Bohórquez, de la Provincia de Perú, me invitase a aprender a escribir a máquina, gracias a la que él tenía. Entre otros escritos, también la usaba para escribir los discursos de algún Estudiante, quien a veces me entregaba su discurso a última hora…        

Sencillamente, para muy pocas otras cosas servía; también, recuerdo, hacer de apuntador en las representaciones teatrales, ya que era tímido para ser actor, al contrario de mi hermano Jesús. Pero no era tímido en mi responsabilidad de la portería (de la casa).

Hasta que llegaron los días de las Ordenaciones. Las Menores, esas siempre a manos de Mons. Lisson, C.M. quien se ofrecía gozosamente, desplazándose desde Valencia. El Diaconado fue a manos del Arzobispo de Tarragona, el Cardenal Arriba de Castro. Y la Ordenación Sacerdotal fue en Valls, junto con una veintena de Teólogos Claretianos, de manos del Obispo Auxiliar de Tarragona. Fue el día 1 de mayo de 1955 y fuimos los PP. José M. Biosca, Recaredo Gascó, Pere Ortís i Joan Sonet. Curiosidad: Siendo los 24 años cumplidos la edad canónica para poder recibir el Orden Presbiteral, resultó que a mi me faltaba sólo un día para cumplirlos. Así fue como por medio del P. Brufau (futuro obispo), quien se encontraba doctorándose en Roma, conseguí prontamente el debido permiso. Me emocionó que fueran mi madre y mi hermano Eduard quienes, con las dos manos juntas, me las ataran, digamos, con una bella cinta litúrgicamente pintada. A la gran emoción de todos los detalles de la Ordenación, sobre todo la imborrable conmoción al subir al altar para recibir de rodillas el Presbiterado. Después de los abrazos entre sacerdotes y ordenandos, se añadieron, a la salida, los besos y abrazos con mis parientes más cercanos, entre ellos, mi madre y hermanos, mi querida hermana Teresita y mi hermanos Eduard y Jesús, Profesor de Sagrada Escritura por aquel tiempo en l’Espluga de Francolí, los tíos Eugenio co su esposa, ciega, y Milagros, junto con otros parientes y amistades. 

5.- DESTINOS.

Empiezo por comentar algo especial: El Visitador destinó el mismo año a mis 4 compañeros de Curso a la Misión de Honduras. Fue por este orden: el P. Pere Ortís, José Mª. Biosca destinado como profesor en el Seminario Mayor de Tegucigalpa, Recaredo Gascó y más tarde el P. David Bertrán.

Mi destino fue a la Escuela Apostólica de Bellpuig, principalmente como profesor de Latín de Primero y Segundo y de Literatura a Cursos superiores. Algo que me entristeció fue que me pusieran como “profesor” de Gimnasia, dado que nunca en mi vida la había practicado, ni el Director atendiera mi súplica de proveerme de algún manual…. De los Apostólicos, en general, guardo buenos recuerdos sobre todo de tres, muy inteligentes, uno de ellos alumno mío, como lo fuera el ex abad de Leyre, mi amigo el P. Luis Pérez, OSB, quien me invitó a su toma de posesión Abacial.

Dos años duró mi primer destino, dado que a principios del verano de 1957 el Visitador P. Jaime Roca, sorprendentemente, me destinó a Brooklyn, pues necesitaba un misionero joven para sustituir al P. José Prat, quien fue destinado a Catalunya.

Desde el verano fueron 6 largos meses de espera en Barcelona, estudiando el idioma inglés solo, mientras esperaba que me arreglaran los papeles necesarios, que no llegarían hasta principios de Noviembre. Junto con el P. Ángel Salvadó, magnífico compañero de viaje, el 24 de Noviembre de 1957 volábamos hacía New York. en uno de los primeros Constelation de la Compañía PanAmerican.

El viaje directo, con una sola parada en Lisboa, duró unas 15-16 horas. ¡¡¡New York!!! Aquello era otro mundo, qué grandiosidad, cuántos aviones de varias compañías aéreas entrando y saliendo… ¡Qué cálido el abrazo con los Padres que nos vinieron a esperar!, entre otros los PP. Juan Clot, Sup. y Nicolás Mas, encargado de la Capilla de la Montserrate, donde sería mi primer (y último, tras 25 años de destino…). Mis compañeros fueron los PP. Nicolás Mas y Eleuterio Sebastián.

Las actividades eran muy variedades, dado que las Asociaciones eran bastantes y numerosas: Santo Nombre para hombres con unos 100 miembros; Damas del Sagrado Corazón de Jesús, para mujeres, unas 200; Hijas de María, entre Senior y Junior con más de 200 jóvenes;   diferentes grupos de Boy y Girl Scouts. Una docena de monaguillos, de quienes empecé a cuidarme y me ayudaban con sus risas y bromas cuando pronunciaba mal alguna palabra en English que me atrevía a usar entre ellos y los Boy Scouts jóvenes: eso me ayudó indirectamente a aprender el uso de ciertas palabras o frases en un inglés más o menos pasable, aunque la ayuda principal fue por parte de la Maestra que el P. Mas me había buscado.

Para recordar solamente un dato de la gran cantidad de fieles que iban a la Capilla, quédense con éste: Yo me cuidé durante un par de años de los Bautismos y celebración de Bodas. Resulta que el Sábado Santo de 1960 bajé a la iglesia para los Bautizos y me encontré la Capilla repleta de gente. Aquella tarde bauticé, sin exagerar, un centenar de niños y jovencitos. Un servidor bautizando y el P. Más apuntando los datos y dando Certificados en la sacristía. Al día siguiente, después de la comida, me llama el sacristán y me dice que la Capilla estaba otra vez llena. Bauticé a otros 50 niños/niñas más. El mismo año, en el mes de Junio, en una sola tarde, casé a 12 parejas, que iban entrando y saliendo más brevemente de lo ordinario, llenando la Capilla con sus padrinos y familiares.

El año 1961 el P. Juan Clot terminaba su sexenio como Superior de la parroquia de St. Peter’s-O.L. of Pilar y fue nombrado para sucederle, 1948, el ya veterano  P. Jaime Picó, antiguo profesor mío en Bellpuig. Al mismo tiempo llegaba mi “mayoría de edad” como disponible para celebrar y administrar los sacramentos in English, siendo un Vicario más de la antigua parroquia que nos ofreció definitivamente el Obispo diocesano el año 1935, quien el año 1930 ya nos había permitido usar el basemant para celebrar en español las misas dominicales, sacramentos y otras actividades semanales.  

Mi ministerio principal fue encargarme de los Altar Boys, y demás ministerios sacerdotales en español e inglés. Muchísimas confesiones.

Desde mediados del año 1968 estuve ausente de la parroquia durante un año y medio aceptando la petición de los Obispos de las diócesis de York y Harrisburg, Pa. para encargarme de los muchos emigrantes hispanos en tres   parroquias. Residí un año en la Parroquia de St. Francis of Asis, con una Misa a las 12 que poco a poco fue aumentado de feligreses y los domingos otra misa a las 13.45 en la ciudad de Steelton a 3 kms de distancia, seguida de una reunión del grupo de Legionarios de María. Y después de una breve comida, desplazarme a York para una tercera Misa, ésta a unas 3 largas horas de coche, con un sol inaguantable en pleno verano, y varias veces dominado por un sueño que me obligaba a salir de las vías de tránsito para evitar algún accidente… Fue un año y medio de muchísimo trabajo, sobre todo visitas y más visitas para conseguir aumentar el número de feligreses en las tres iglesias, consiguiendo que 4 hombres se decidieran a hacer los Cursillos, llevándoles en coche a Philadelphia.

En un principio el contrato de acuerdo entre el P. Visitador y los dos Obispos era de un año de estancia pero se alargó medio año más a petición del Obispo de York, y de acuerdo con el Visitador para seguir el ministerio en su diócesis seis meses más, pues todavía quedaba bastante para hacer.

Volví a Brooklyn en el otoño de 1970, con más experiencia pastoral, que agradecí. El mismo año que se había ordenado sacerdote el P. Juan Amengual Jaume, quien quedó destinado a Brooklyn. El año 1972 se concedió al P. Raimundo Revoredo que volviera a su Provincia natal del Perú. Sería un año más tarde que el P. Pablo Sans pedía el dimmitimus incardinándose a la diócesis, quedando el P. Juan Amengual y un servidor de vicarios, junto con el P. José Piquer. Algo más tarde el P. Amengual fue solicitado para ayudar en la Casa de Cursillos. A mediados del mes de diciembre de 1974 el P. José Piquer tuvo que sufrir una grave y delicada operación cerebral en St. Peter’s Hospital, del cual nos cuidábamos día y noche desde hacía varios años. La gravedad de la intervención quirúrgica hizo que su hermano Miguel, Visitador de la Provincia, viniera a visitarle y presidir una misa en un chaflán, al lado mismo de la habitación del enfermo. La intervención dejó al enfermo inhabilitado, falleciendo algunos meses más tarde, exactamente el día 25 de agosto de 1975, en Barcelona.

Suplí al buenísimo P. José Piquer en todo lo que pude, en sus ministerios, uno de ellos fuera de casa: hacerme responsable de los dos bingos que teníamos fuera de la parroquia los jueves por la tarde y los sábados al mediodía, siendo el conductor de la furgoneta en la que cabían bien la media docena de feligreses ayudantes. El casi millar de “personas” que jugaban en el Bingo no tenían ni poco o ningún respeto hacia al sacerdote, cuando cantaba los números, a pesar de ir vestido de clergyman.          

Como en La Montserrate atendíamos las Asociaciones más típicas: Santo Nombre, Damas del Sagrado Corazón, Hijas de María americanas e hispanas, que me encomendaron, con visitas a los alumnos de los últimos Cursos de la Esuela mixta para dialogar y hacerles algunas recomendaciones; también las largas visitas por la mañana al Hospital de St. Peter’s por turnos. Así mismo se me encomendó la dirección del Coro parroquial: los ensayos de los cantos en los dos idiomas al grupo de jóvenes, con algunas de las cuales todavía guardo una muy buena relación, primero por correspondencia y actualmente por Internet.

Algo inédito que he estado dudando si comentar, pues cambiaría grandemente mis ministerios en la Parroquia. Creo conveniente hacerlo: El Sr. Obispo había decidido que nuestra Parroquia se uniera a la vecina de St Paul’s al final del Curso 1974-75. El P. Picó quiso que nos reuniéramos todos los miembros de las 4 Comunidades en Philadelphia, a principios de Octubre de 1974, para comunicarnos algo importante. Así fue como las tres Comunidades de Brooklyn: St.Peter’s-St. Paul’s; La Montserrate y el Centro de Cursillos, nos trasladamos fielmente a Filadelfia. Allí reunidos, nos convocó para una larga charla. Después de muchas explicaciones, nos comunicó que había decidido renunciar seriamente como Párroco de St. Peter’s-O.L. of Pilar, y que se escogiera a su sucesor. Después de un largo diálogo, se vio que el único disponible era su ayudante. No recuerdo si “temblé”; por lo menos interiormente, sí. El cambio tendría lugar por firme decesión del P. Picó, al día siguiente, y “in tempore oportuno” los Superiores de Filadelfia y del Centro de Evangelización, PP. Real y Biosca, visitarían al Vicario General de Brooklyn para comunicarle la renuncia del P. Picó. De vuelta a casa, unas 3 horas en coche, sin hablarnos; mi mente se sentía aturdida por el trabajo y responsabilidades que se me venían encima los próximos 9 meses en una parroquia tan activa… Lo bueno y curioso del caso, -no puedo omitirlo- fue que al día siguiente, después del desayuno, se me acerca el P. Picó y me dice textualmente: “de todo lo de ayer, nada, yo seguiré cuidándome de la parroquia”. ¿Cómo reaccionar? Me limité a decirle que los dos Superiores escogidos el día anterior debían notificar al Vicario General su decisión de no continuar como párroco. Pero aún más: no sé de donde saqué valor u osadía para decirle textualmente: “No, padre Picó, la decisión ya está tomada: yo me encargaré de la parroquia, con la colaboración de la Directora de la Escuela, Consejo Parroquial y demás líderes de la parroquia”.

El P. Picó se escogió una de las mejores parroquias de la diócesis para seguir ejerciendo su ministerio sacerdotal, sin desinteresarse de la Comunidad, atendiendo a las Reuniones que al menos teníamos una vez al año las tres Comunidades de Brooklyn. Difícil de recordar como me las arreglé para compaginar tan variadas actividades de la parroquia. Sí recuerdo que supliqué al P. José Barceló, de la Comunidad de La Montserrate-San Ambrosio, que me ayudara los domingos celebrando la única misa que se tenía en español y un servidor celebraría las otras tres in English.

A principios de Mayo, con la ayuda de los feligreses y las dos Sisters que se cuidaban de varias numerosas clases de Primera Comunión y Confirmación, empezábamos el Bazar anual. Para colmo de males, el lunes, día 13, mientras estaba saludando a la Secretaria de la Escuela, a las 9 h. am, llegó una llamada urgente que era para mi y pensé en lo peor, y acerté: mi queridísima madre acababa de morir en Barcelona, precisamente el día 12, el mismo día de su 80 cumpleaños. El P. Biosca, encargado del Centro de Cursillos y las Sisters me dijeron que viajara tranquilo que ellos ayudarían en el Bazar. Enseguida conseguí viaje por la noche, llegando a Barcelona a la madrugada. Lo primero que hice fue dirigirme a la Casa de las Hijas de la Caridad donde falleció. Pude ver el cadáver de mi amantísima madre, y rezar por ella, antes de ir a la Casa Provincial para preparar junto con el P. Mercé el funeral. Dispuse que, como es costumbre en Brooklyn, que fuera usando ornamentos blancos, una novedad para todos los Padres concelebrantes. Como que mi madre había sido florista toda la vida, no faltó en el féretro un ramo de flores hechas por ella misma que mi hermano Jesús no se olvidó de traer, y que se puso al lado del féretro. Recibió cristiana sepultura en la fosa donde ya habían sido enterrados sus antepasados, entre ellos mi tan querida hermana mayor Teresita. Unos días más tarde volvía a Brooklyn, dando fin al Bazar.

A finales del mismo mes tenía lugar el fin de Curso Escolar con la Graduación de jóvenes de ambos sexos del Octavo Curso. El Sacerdote diocesano responsable de la Enseñanza se ofreció prontamente a presidir la Eucaristía. Me quedaba un problema: encontrar un organista que acompañara los dos tradicionales himnos a la entrada y salida de los Graduados. No lo conseguí y no me quedó mas remedio que meterme a repasar las dos tradicionales marchas. Suerte que todos los asistentes estaban más preocupados por ver como iban vestidas las jóvenes y los saludos y abrazos familiares que no escuchar la música. Puse en práctica el como dar más realce al acompañamiento del órgano: usar los pedales que dan una gran sonoridad.

A mediados de junio llegó el día que se disolvía la Parroquia de St. Peter’s-O.L. of Pilar, con el disgusto patente de parroquianos, Sisters y Profesores de la Escuela. Los Estudiantes de los 7 Cursos restantes podrían unirse a los de la Escuela de St. Pauls. Las Sisters ya habían decidido trasladarse a otras Parroquias atendidas por su Congregación.

6.- ST. PETER’S – ST. PAUL’S – OUR LADY OF PILAR PARISH

El día 29 de junio de 1975 tomaba posesión de la nueva parroquia el P. Gabriel Real, de Binissalem (Mallorca).  La ceremonia, atendida, como de costumbre, por varias autoridades del Obispado y algunos párrocos de la vecindad fue «especial».

Pasemos, pues, a la vida parroquial. Los sacerdotes, además del párroco el P. Robin Rodríguez, nacido y bautizado en la misma parroquia de padres procedentes de Puerto Rico y un servidor. Se formó el nuevo Consejo Parroquial con miembros de las dos parroquias, unificándose las Asociaciones más semejantes de ambas parroquias, pero bilingües, naturalmente. Santo Nombre, Damas de la Caridad, Hijas de María Jr. y Sr. Altar Boys, St. Vincent de Paul’s Society, además de los diferentes Grados de los Caballeros de Colón, existentes en St. Paul’s. Se formó el nuevo Consejo parroquial, formado por un representante de cada una de las Asociaciones, americanas e hispanas, presidido por uno de ellos escogido por votación entre los mismos miembros. Los sacerdotes podíamos estar presentes en las reuniones, participando de todos modos en las votaciones que se hacían. Allí trabajé hasta principios de septiembre de 1978, cuando desde Barcelona el P. José Mulet, Visitador, me escogió como primer Párroco de la nueva parroquia.

 7.- OUR LADY OF MONTSERRATE – ST. AMBROSE PARISH.

Volvía a mi querida Capilla, donde me habían destinado 21 años atrás, sintiéndome incapaz de ocupar el cargo de Superior por primera vez, pero al mismo tiempo ilusionado. La fusión fue decisión del Obispo Mons. Francis Mugavero, que había sido feligrés de la parroquia de St. Ambrose, bastante cercana de la Capilla de La Montserrate, al ver como había disminuido y cambiado tanto su antigua feligresía, compuesta los últimos años mayoritariamente por algunos hispanos y un grupo minoritario de señoras procedentes como ellas decían “Ladies of The Islands” y algunos pocos hombres americanos, entre ellos un líder que pronto obtendría el Diaconado: Mr. Stanley Johnson y que sería un buen ayudante. Como buen barcelonés decidí que el día de la inauguración sería el día 24 de Septiembre Fiesta de Ntra. Sra. de la Merced, durante la Eucaristía de las 7:00 h. pm. Presidió el Arcipreste Mons. J. Bannan, con la asistencia de los dos últimos encargados de ambas iglesias: Fr. Lawrie y el P. Burguera, y algunos cohermanos más de San Pedro y del Centro de Cursillos. La gente seguía llamando la nueva Parroquia como antes “La Montserrate”. Otra vez me encontraba sin vicario. El Provincial P. José Mulet me dijo que me enviaría al P. Eladio Giménez, pero no llegaría hasta el Lunes Santo… casi inútilmente…

Se estableció primeramente el Consejo Parroquial, con igual representación de las Asociaciones de ambas iglesias, hispanos y americanas., siendo escogido Presidente el muy afable organista de La Montserrate, Mr. Albán Velázquez.

Al año siguiente se cumplían las Bodas de Plata de la Primera Inauguración de la Capilla. El anterior responsable, P. Burguera ya había empezado a preparar la efemérides con la compra y venta de gran abundancia de medallas, estampas, recuerdos y programando una campaña de Renovación y Confirmaciones que ofició el obispo Auxiliar Mons. J. Snyder.

Encontré el ambiente muy agradable, pero me pareció inadecuada la reforma que el P. Burguera había hecho en al altar mayor, cubriendo las paredes laterales con inapropiadas planchas de madera marrón oscuro, que le daban un aire conventual. También había sacado una ancha pintura en presbiterio ideada por los PP. Nicolás Mas y Sebastián Anglés, autor de una tela pintada al óleo con una larga y ancha pintura de Montserrat dado que la imagen central era naturalmente la Virgen de Montserrat y que se había ocultado, pero fue encontrado. El mismo P. Anglés la reparó y repintó de nuevo, y se volvió a colocar en el mismo sitio, con la satisfacción de antiguos y nuevos feligreses. Con el beneplácito de los mismos decidí hacer desaparecer la obscuridad del presbiterio, sacando dichas planchas oscuras y haciendo aparecer de nuevo las originales y simpáticas ventanas ovaladas y así volvió toda la iluminación anterior. Con la Sister Damian fuimos a una tienda eclesiástica de New York a comprar un altar que nos pareciera adecuado al presbiterio, decidiéndonos por uno de madera color claro junto con dos largos candelabros del mismo estilo. Un par de feligreses decoraron ambos lados del altar con anchas tiras de papel azulado con diseños apropiados. Otra reforma que se me ocurrió fue convertir la salita que había sido en un principio la sacristía en una ancha capilla del Santísimo, con una bóveda del mismo estilo y que se viera desde toda la iglesia.

Para eso era necesario encontrar un albañil y lo encontré en un antiguo Boy Scout de la misma parroquia, con quien teníamos muy buenas relaciones. Estudió como podía hacer el hueco lateral entre el altar mayor y la nueva Capilla derribando parte de la pared del lado derecho. Como también la pared frontal del mismo lado. El albañil logró hacer el trabajo muy satisfactoriamente, y no quiso cobrarme nada por el material y el tiempo empleado. Gracias apreciado René Cuevas. De esta manera los/las ministros del altar podían acceder al altar del lado desde el altar mayor; traer un copón y proveerse de hostias para llevar después la comunión en sus respectivos pixis a los ancianos y enfermos, tanto en su domicilio como en algún hospital.

Y llegó el día del Aniversario. Mons. Mugavero aceptó, muy complacido presidir no solamente la solemne Eucaristía en la que participaron varios padres y sacerdotes de las parroquias vecinas, sino que también, al final de la misa, coronar la imagen de la Virgen del altar, que se bajó de su trono y se colocó encima de una mesa adornada en el plano del altar, participando después en la semi-procesión por la acera. Pero la mucha gente que había fuera, en la calle, lo impidió. Se procuró que el aniversario fuera también una fiesta popular, con gran número de gente, sobre todo niños montándose en los varios carruseles en el medio de la calle cortada por la misma policía. Sin que faltara comida preparada por un buen grupo de los mismos feligreses sobre todo las mujeres.

A aquella Capilla del Santísimo se arrodillaban muchos fieles, pero principalmente los alrededor de 40 Cursillistas que todos los miércoles tenían Misa, plática y luego ellos mismos, con un presiente en el medio de la Capilla hacían sus comentarios, que al final resumía yo y al final se hacían las largas plegarias suplicarias arrodillados al pie de la nueva Capilla.

De todas maneras me encontraba nuevamente sin vicario y encargarme de tantas asociaciones, y trabajos ministeriales resultaba bastante cargado a pesar de la bondad de ambas sisters y de los feligreses.  

Se acercaban los días de las Primeras Comuniones y Sister Damian y Sister Anne y los Catequista habían preparado muy bien, a los niños/niñas, dejando para mí la plática final y luego las largas confesiones…

El número de bautismos semanales era bastante numerosos y los sábados, me los pasaba con las instrucciones necesarias a padres y padrinos (de los niños se cuidaban Sister Frances Damian y las catequistas), pero las numerosas confesiones no podían pecar de rápidas. Con paciencia y mi buen humor iba haciendo lo mejor que podía y sabía para que la nueva parroquia fuese un lugar de acogida con el mejor servicio posible para todos los feligreses. Me acuerdo como por las mañanas solíamos encontrarnos en la iglesia, con las Sisters, haciendo un rato de oración y rezando los Laudes juntos, que era para todos una buena manera para prepararnos para el trabajo respectivo. La longeva Sister Anne se cuidaba mayormente de las ancianas, reuniéndose con ellas en la sala del anexo a la casa, también salón parroquial, sin que fallara una cocina, y mesas en ambos lados de la gran sala.

Al año siguiente, 1980, conmemoraba mis Bodas de Plata y los fieles y las Sisters me prepararon una fiesta grandísima: Misa solemne, acompañada de algunos padres y sacerdotes diocesanos, entre ellos el que había sido párroco de San Ambrosio quien los domingos celebraba la misa de las 9 en inglés. El domingo después del 1 de Mayo, próximo a mis Bodas de Plata, la Capilla estaba llenísima pues también pude ver bastantes caras de fieles de St. Peter’s y St. Paul’s. En el momento del ofertorio recibí de la Sister, catequistas y niños, una lindísima casulla y un libro con numerosas fotografías y dedicatorias de todos los grados de Catequesis; una familia de St. Peter’s me regaló un cáliz y los feligreses otros regalos que ya ni recuerdo. El Coro, como en el año anterior, había preparado cantos a voces y se lució con un entusiasmado Al.leluia de Haendel, con una solista que había sido miembro de la Capilla. Pero la casi sorpresa principal fue el banquete o,  mejor dicho, Cena-banquete, con 270 personas asistentes pagando 25$. En la mesa presidencial nos sentamos 5 sacerdotes, las Sisters y los Líderes de la las Asociaciones. Pero lo más inesperado fue que me llegaron a regalar 5 Placas, la más grande de 12 cms. de alta, la única que pude traerme a Barcelona, las cinco acompañadas de discursos, especialmente el -oficial- por parte del Responsable de la grandísima celebración.

 

8.- LLEGA EL VICARIO.

El lunes de Semana Santa llegaba el P. Eladio Giménez, pero como se vio en el futuro, con escasa experiencia, ni aptitud. El Jueves por la mañana le expliqué las pocas cosas que tenía que hacer aquel Triduo. Por la tarde del mismo Jueves después de haber incesado el altar, mi vicario desaparece. Al terminar subí a su habitación para saber si estaba enfermo y solamente me dijo que “el humo me molesta”. El viernes empezamos la celebración y después de rezar la Oración inicial, sin incienso, ¡vuelve a desaparecer el vicario! Los fieles se quejaban de sus homilías que casi no se entendían. Sí que me ayudaba cuando había funerales, acompañando los cantos en el organillo. Antes de un año más tarde sería destinado a Honduras.

Teníamos las reuniones de las tres Comunidades, algunas veces al año, con la asistencia del P. Picó. En una de ellas habían votaciones para escoger Superior. Al terminar el P. Real su turno, nos reunimos para votar el futuro Superior, entre uno de las 3 Comunidades. El año 1977 votamos al P. Juan Amengual de la Comunidad de Cursillos, pensando que lo podría ser durante todo el sexenio, pero por razones que se ignoran antes de un año  volvía a España. Al año siguiente salió escogido el P. José Mª Biosca, de la misma Comunidad, pero también por sorpresa también fue llamado a Barcelona. Nuevas votaciones el año 1979: por tres veces los Padres Burguera y Sonet recibimos 3 votos cada uno y así fue como al parecer de todos, incluido el P. Picó que también participó en aquellas reunión, se decidió lo más normal: que el mayor de edad y vocación asumiera el cargo de Superior. Y así fue como empecé a ocupar aquel cargo al cual nunca había aspirado, De todas maneras, era un cargo se puede decir casi sin carga, solamente presidir las reuniones.

En una de las que tuvimos más adelante le pedí firmemente al P. Picó que dejara la parroquia donde por propia voluntad estaba trabajando y viniera a ayudarme en la Montserrate pues hacía tiempo que no tenía ningún compañero que me ayudara en las múltiples ocupaciones que tenía. Y aceptó buenamente. Nos repartimos el trabajo y cada cual lo realizaba a su manera, sin interferencias de ninguna clase

A mediados de enero 1983 me operaron de dos hernias, al parecer simples, pero resultó que se complicó pues al subir a la habitación tenía los pies y piernas hinchadísimas y con mucho dolor. Me quedé en el hospital 15 días, sin prácticamente haber mejorado. Había sido llamado el Visitador P. Nicolás Mas, desde Honduras, donde se encontraba y al verme tan mal me pide delante de algunos Padres que renuncie de mis cargos de Párroco y como Superior. Acepté al acto, al ver que mi enfermedad podría ser algo grave. El P. Picó quedaría como encargado de Parroquia y el P. Burguera como Superior interino. A pesar de que seguía con los pies y piernas hinchadas y con el fuerte picor, el Dr. Brennan me dio de alta al cabo de dos semanas y me llevan a la Montserrate. Pero al cabo de una semana el dolor es tan fuerte que bien de mañana llamo a la Secretaria del Doctor Brennan, muy conocida mío, y me dice que el Doctor no puede hablar conmigo. Insisto que tengo muchísimo dolor, pero el Doctor no quiere comunicarse comigo.  Por tercera vez le digo a la Secretaria, llorando, que el dolor es inaguantable y por fin el Dr. Brennan accede a que vuelva al St. Peter’s Hospital al día siguiente. Casualmente, por la noche, cayó una de aquellas nevadas que dejaban a los coches inamovibles. Pero un buen parroquiano de St. Peter’s sí pudo rescatarme. Por la tarde viene el Doctor y toma mi enfermedad en serio y empieza a medicarme fuertemente, para calmar el dolor y hacer desaparecer la hinchazón en ambas piernas.

Los feligreses de La Montserrat al enterarse de mi enfermedad venían a visitarme, tantos a la vez, que la habitación entre cortinas, se llenaba y muchos otros tenían que esperarse en la Recepción hasta que fueran saliendo los primeros/as visitantes… Esta vez estuve dos meses hospitalizado con muchas pruebas, inyecciones, pastillas fuertes hasta llegar a la penicilina y valium alguna vez. Por otra parte recuerdo con mucho agradecimiento la visita diaria matinal del buen P. Victoriano Dallo, que era y es de la Provincia de Zaragoza y quien nos ayudaba muy bien en la Casa de Cursillos quien, siempre rosario en mano, me llevaba la comunión junto con una Sister y orábamos juntos. Triste decirlo que a pesar de que las visitas de la feligresía eran abundantes, las de mis propios cohermanos eran muy escasas o casi nulas. El P. Picó sólo venia cuando necesitaba algún informe de la Parroquia. Por su parte, el Dr. Brennan trataba de averiguar cuál podría ser la causa de mi enfermedad. Por las pruebas adivinó que se trataba de asunto Neurológico, y él era sólo doctor de cabecera. Me prometió que vendría un experto a visitarme… Yo esperando y al cabo de un mes entró un Neurólogo en la habitación con una enfermera: no habló conmigo, ni con nadie, no miró mis piernas, tan hinchadas, y se fue sin haber abierto la boca… ¡Gran decepción!. Al cabo de un par de meses, ya algo mejorado, me trasladaron a la parroquia de St. Paul’s pues estaba más cerca del hospital y al Dr. Brennan le era más fácil visitarme. El P. Real me ofreció una habitación muy grande, con una pequeña nevera, donde el grupo de unas 5 feligresas o más, de cerca o bastante lejos, me traían mucha comida y bebida los domingos y que podía guardarse en la nevera. Durante la Semana Santa vinieron a verme mi hermano Jesús de Honduras, junto con su esposa Herminia y mi hermano Eduard de Barcelona, pues ya sabían que estaba muy grave. Ellos y otras personas conocían la predicción que me había hecho el Dr. Brenan: “con esta enfermedad, de cada 100 se salvan 10 y de cada 10, uno”…

El Visitador, P. Nicolás Mas había decidido que viniera a Barcelona, pero no había ningún padre que pudiera acompañarme, hasta que en Junio vino el P. Biosca a dar unas charlas a los Cursillistas y con él pude regresar ”a casa” el 21 de junio de 1983, con un emocionante recibimiento en la salida del aeropuerto, de mi hermano Eduard y esposa, con sus 4 hijos, además de algún Padre de la Comunidad donde me quedaría a residir. Han pasado 31 años y medio, y con mis casi 84 años aquí estoy repitiendo diariamente:”Fiat Voluntas Tua”. hasta que Dios me acepte en las moradas eternas. .                            

9.- MINISTERIOS EN LA CASA PROVINCIAL

Ciertamente, el dolor en los pies y piernas, sobre todo la derecha, seguía, aunque más leve pero la mente la tenía clara. Así fue como a los 2 meses de mi llegada se me acerca el Provincial P. Mas y me propone que, aunque no pueda andar mucho, tenía suficientes cualidades para cuidarme del Butlletí Informatiu de la Provincia de Barcelona, sustituyendo al P. Miguel Piquer que estaba enfermo. Y acepté pues de esta manera tenía algo útil que hacer. Curiosamente en el primer número que salió a luz, a finales de octubre, publicaba las biografías de dos miembros de la Comunidad, los PP: Ricardo Lacorte y Turmo fallecidos respectivamente el 23 de julio y el 14 de agosto.

En octubre de 1983 el P. Barceló, Director de las Hijas de la Caridad, ignorando mi enfermedad, me hizo entrar en la lista de miembros de la Casa que daban pláticas trimestrales y confesiones, a algunas de las cuales no podía acceder por su lejanía, por lo que una Hermana me venia a buscar en coche y volver a casa. En diciembre el P. Mulet fue destinado a Honduras para ayudar a Mons. Capdevila con gran dificultad de ver. Eso supuso varios cambios, resultando que tuve que sustituir al Ecónomo de la Casa, P. Rosendo Botella, destinado a Reus para sustituir al P. Mulet quien era el Director de los tres Estudiantes, y de los que el P. Mas me pidió me cuidara de ellos, sobre todo la oración y misa matinal; ello hasta que en el verano de 1984 fue destinado a Barcelona el P. Miguel García Padilla (futuro Provincial) como Director del Estudiantado. Algunos años más tarde se me nombró Vicario de la Parroquia en sustitución del P. Gaspar Sastre y como encargado de la Catequesis infantil, con la ayuda de unos pocos jóvenes que podían venir los sábados.

Al mismo tiempo daba clases, dos sábados corridos, a los padrinos de bautismo y los jueves con las parejas que se preparaban para su boda en nuestra Parroquia. Dios me daba fuerzas y ánimos para cumplir con estos ministerios a pesar de mi poca salud.

Hablando de mi enfermedad, quiero dejar constancia del gran interés con que el P. José Font se la tomó. Pronto encontró a un buen neurólogo en la Clínica Dexeus, donde me acompañaba en su coche, al menos una vez al mes, o más a menudo. El Dr. Tarradellas probó varias medicinas hasta que encontró la que mejor me iba. Las visitas deberían ser bastante caras pero el buen P. Font las pagaba ya que era el Ecónomo Provincial. Una vez que fui solo supe cuan cara era la visita y no volví más. Más adelante fui a otros dos Neurólogos y ninguno de ellos me cambió la medicación que me había dado el Dr. Tarradellas, y que todavía sigo tomando por la mañana y por la noche.  

A finales del año 2006 me empezó a ser difícil encargarme del BUTLLETI ya que la Informática estaba avanzando mucho y mi cabeza ya no era capaz de acomodarse a ello, por lo que decidí pedir al Visitador P. José María Martínez que buscara otro Director; Él ya había empezado a ayudarme colocando las portadas y los gráficos y fotos en color que yo había buscado, pero que yo no era hábil para colocarlas. El último Número que publiqué fue el de los tres primeros meses del año 2007. Este cargo había durado casi 25 años, siendo un gran alivio para mi ya que mi avanzada edad reclamaba la sustitución.

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9.- MIS CARGOS

Hace algún tiempo hice una revisión de la duración de los cargos que se me habían solicitado desde mi llegada a Barcelona durante los primeros 28 años:

– Butlleti Provincial: 24 años y medio

– Charlas y Confesiones a las HH de la Caridad 25 años

– Vicario, con todas las actividades antes escritas, 17 años

– Ecónomo: 7 años

– Asistente: 17 años

– Cronista de la Casa: 28 años

– Libro de Misas: 28 años

– Secretario Provincial, contando los años en que otro P. constaba en el Catálogo en este cargo, pero el P. Martínez seguía diciéndome que siguiera mandando cada año a Roma las fichas para el Catálogo del año siguiente.

– Estadísticas de los Misioneros de la Provincia: 12 años.

 

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Perdonen que me haya salido una Autobiografía más larga de lo que yo mismo pensaba, pero como que todo lo escrito, y lo que hubiera podido narrar y que no he escrito ha sido resultado de mis 74 años en la Congregación desde mi entrada en la Escuela Apostólica a los 11 años. Podría haber sido más corta, pero también bastante más larga.                          

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IN NOMINE DOMINI

  1. Joan Sonet Miró, C.M.

 

 

 

4 comentarios sobre “MUERTE DEL P. JOAN SONET I MIRÓ, CM I SU AUTOBIOGRAFÍA”

  1. RIP. Cum sanctis tuis in aeternum, quia pius es.

    Mai vaig poder parlar amb ell. Em digueren que remetririen les meues telefonades al superior i a ell, i ja ningú més em va telefonar… l’autobiografia, fabulosa. Tant de bo haguera sigut poder parlar amb ell i més amb plena lluïdessa.

    Que en glòria estiga. El sentit còndol a la família i a la Congregació.

  2. P. Soned:Descanse en paz. Hacía la revista de La Congregación (Anales i el Butlletí). Un santo para mí. Que San Vicente de Paúl le abra el cielo y el descanso eterno junto al Padre.
    Joan Horrach Colom exalumno de Santa María, Mallorca

  3. Estimat amic, Jesús González,
    Avui he tingut l’oportunitat de poder llegir l’autobiografia del P. Sonet, que en glòria sigui. No vaig tenir el plaer de poder-lo conèixer personalment, però aquesta biografia m’ha resultat del tot interessant i admirable. Gràcies, Jesús per haver fet possible aquesta lectura. Les paraules volen però els escrits permaneixen. Hauríem de parlar manco i escriure més. Així la posterioritat podrà conèixer el P. Sonet. La seva vida sembla exemplar. La redacció molt agradable convida a prosseguir llegint tot d’una tirada, pel seu interès. Hi he reconegut molts noms propis, persones que he recordat amb satisfacció i que el pas del temps havia començat a desdibuixar la memòria . Vull enviar-te la més sincera felicitació per la teva tasca d’ honorar la vida i obra dels missioners que vàrem tenir la sort de conèixer. Laus Deo.
    M’he alegrat molt de tenir notícies del P. Rafel Jaume Bauzà del meu estimat petit gran poble de Sant Joan, Mallorca.
    Amic i servidor: JUAN BARCELÓ MATAS, EXALUMNE, DE SANT JOAN (MALLORCA)

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