MIGUEL SASTRE Y PALOU (1657 – 1731) «Arcediano de la Diócesis de Mallorca e introductor de la Congregación de La Misión (PP. Paúles) en las Islas Baleares” (Jesús González, exalumno).

ACLARACIÓN OBLIGADA Y DE JUSTICIA:

“Hace un tiempo, el P. Juan Amengual, Superior de la Missió, de Palma, me pidió si podría escribir sobre la vida del Arcediano MIGUEL SASTRE Y PALOU (1657 – 1731). Me proporcionó la obra inédita del P. José Barceló. Con la ayuda de sus escritos y con lo que he encontrado en Internet, en ACM y otras fuentes que menciono, intenté recapitular o resumir la vida, obra y milagros del Arcediano, padre de La Missió”.

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No obstante la valía y poder del personaje, su generosidad y entrega a los más pobres y necesitados, enfermos y cautivos,  renunciando a sus propiedades para fundar una Casa Misión -no siendo Paúl- y ser mecenas generoso y desinteresado del arte y reformas que se plasmaron en numerosas iglesias de la Isla… los escritores del momento apenas lo citan. Encontramos poca documentación sobre su vida y su espiritualidad.

Es más, extraña mucho que Mª Barceló Crespí en su importante libro de “La ciudad de Mallorca”, Palma 2006, no mencione, siquiera una vez, a Miguel Sastre al hablar de la Iglesia de San Miguel de Palma.

Algunas fuentes:

Sí se hizo referencias a su labor en la “Historia de la Casa Misión de Palma de Mallorca”, escrita por el P. José Mª Perelló, CM (1936) y revisada por el P. Nicolás Pascual, CM, inédita. Posteriormente, 1938, el P. Nicolás Pascual publicaría, en “Anales” (Revista informativa a nivel interno de los PP. Paúles de la Provincia de Cataluña), diversos aspectos sobre Miguel y la Casa Misión.

Posteriormente lo haría, también en “Anales” el P. Antonio Carré Lladó, CM. (1970).

ACMP – Llibre i Albarans de Miguel Sastre.

ACM – Arxiu Capitular de Mallorca

También el P. Xamena en “Història de l’Església de Mallorca” hace algunas referencias sobre nuestro personaje.

La última obra escrita sobre él es: “Miguel Sastre y Palou – 1657 – 1731, Arcediano de la Catedral de Palma de Mallorca”, (también inédita), cuyo autor es el P. José Barceló Morey, CM (+ 08 – 04 – 2013). Obra escrita en colaboración  con D. Mariano Carbonell Buades (Profesor Universidad Autónoma de Barcelona) y D. Christian Huarcaya, (licenciado en Historia).

Posiblemente sea el P. Barceló el que más ha estudiado la personalidad de Miguel. En dicha obra describe la vertiente espiritual y el aspecto personal y religioso del arcediano Miguel Sastre. Pero, principalmente, explica, minuciosamente, la fundación y obra de la Congregación de la Misión en Palma de Mallorca, gratamente impresionado por la vida ejemplar de los misioneros y su obra apostólica vicenciana llevada a cabo, especialmente, con las Misiones populares y los ejercicios espirituales a sacerdotes de las Islas y de la Península.

Autor, a sus 19 años, de un folleto sobre Aritmética. Ya en dicho libro manifiesta su deseo de ser sacerdote. En su juventud demostró ser persona inteligente, de carácter serio, con gran dedicación y voluntarioso.

El Arcediano Miguel Sastre y Palou, nació en Palma; de familia con buena posición social. Estudió la carrera sacerdotal y luego de terminarla y ordenarse presbítero pasó siete años (otros dicen trece) en Roma para completar sus estudios eclesiásticos, hasta alcanzar el Doctorado y conseguir el beneficio de Arcediano, nombrado por el Papa Inocencio XII, convirtiéndose en el  Administrador de la Catedral de Palma, en la 1ª autoridad después del Obispo y en administrar los Legados y Causas Pías de la diócesis, que eran muchos e importantes.

Estando en Roma, el Arcediano Miguel Sastre y Palou coincidió, en la  Casa de Montecitorio (centro de los PP. Paúles destinado a ejercicios espirituales), con el también sacerdote D. Pedro Bersotti (+28 – 01 – 1717, en Mallorca). Desde entonces sería su amigo, confesor, consejero y director espiritual. Este último murió antes de que se intentase la ejecución del por ellos tan acariciado proyecto: la fundación de la Casa Misión, en Palma, destinando a ello gran parte de sus bienes: predio de Son Ginestar (huerto), casas y librería.

Con 37 años cumplidos, llega a Palma e inicia su vida profesional de Arcediano, con abundantes ingresos económicos, entregándose de lleno a servir “a la iglesia diocesana y a la sociedad más indigente”.

Como recoge en su libro de “Albarans”, desde un primer momento comienza a organizarse para mejor ejercer su doble ministerio: sacerdotal y económico.

Aunque no ejerció en ninguna parroquia, si colaboró, con su patrimonio, en la restauración de algunas, convirtiéndose en el mecenas más importante de la Época.

Invirtió, sin ánimos de lucro, una fortuna en ornamentar y reedificar varias iglesias (Lluchmajor, Muro, Petra, Algaida, etc.)  y en reformar el viejo órgano de la iglesia de San Miguel y construir otro nuevo en dicha iglesia.

En la parroquia de San Miguel, concretamente en 1729, fundó un alodio para los gastos del templo y otras realidades.

Pero lo que queremos destacar es que gracias a él, a su insistencia y a su aportación económica, vinieron  los PP. Paúles a Mallorca, extendiendo su celo misionero por todas las iglesias y pueblos de las Islas Baleares. Así lo recuerda el P. Barceló: “Entusiasmados Miguel Sastre y Pedro Bersotti por la gran labor que ejercían los misioneros paúles en Roma y en Barcelona, concibieron la idea de fundar en Palma de Mallorca una Casa donde los misioneros pudieran dar tandas de ejercicios espirituales a sacerdotes y predicar el evangelio por los pueblos de las Islas”.

El día 5 de febrero de 1722, impregnado y acuciado por su celo “misionero”, se puso en contacto con el P. Salvador Barrera, CM, Superior de la Casa de Barcelona, comunicándole su deseo de fundar, juntamente con el sacerdote D. Pedro Bersotti, una Casa en Palma de Mallorca. Como dote o legado, le ofrece la cantidad de 300 libras de renta, moneda mallorquina que eran siete reales de plata castellana por cada libra. Además de las libras, le ofrece los bienes con que contaba para la fundación: el predio de Son Ginestar -huerto, con una casita-, unas casas, junto al huerto en las cuales, reformadas, vivirían los sacerdotes de la Congregación –la actual Casa Missió– y su librería, una de las importantes de la época. Además, podía contar con la aportación, importante, de D. Pedro Bersotti. Termina informando que después de su muerte dejará a los PP. de La Misión la mayor parte de su hacienda.

El P.  Pedro Bersotti moriría el 28 – 01 – 1717 y el Arcediano Miguel Sastre y Palou lo haría el 29 –12 – 1731, a los 74 años.

Ninguno de los introductores de la Congregación de La Misión en las Islas Baleares vivirían el momento de la inauguración de la Casa Missió ni tendrían la satisfacción de abrazar a los primeros misioneros. Los restos del Arcediano Miguel y de D. Pedro Bersotti fueron depositados en la iglesia  de San Miguel de Palma.

Frase suya es: “Mi hacienda y patrimonio es de los pobres”. Palabras que parecen salidas de la boca de San Vicente de Paúl.

Los trámites fueron largos y a veces algo enojosos. La completa documentación del archivo de la Casa de Palma de Mallorca da fe de ello.

La Casa Misión de Palma de Mallorca fue abierta o inaugurada el día 21 de octubre de 1736, aun cuando el Decreto de aprobación del señor obispo de Mallorca no fue emitido hasta el 9 de noviembre del mismo año. A ella fueron destinados, procedentes de la Casa de Barcelona, los PP. Barrera -Superior-, Gaspar Tella, Tomás Pinell y el Hno. Coadjutor Miguel Xuriach.

Los restos de ambos fundadores fueron depositados en la iglesia  de San Miguel de Palma. 

La primera piedra de lo que después sería La Misión se puso el 25 de agosto de 1739. La evolución de las obras fue lenta y por etapas: primero se compró una casa contigua; posteriormente otras casas y terrenos (lo que sería la portería, sacristía, Iglesia, comedor, Escuela Apostólica, salón de estudios y patio. Todo ello gracias a las generosas aportaciones.

El 19 de julio de 1764, a las 17.00 h. se inició la bendición de la iglesia: se cumplían 25 años después de poner la primera piedra. En 1784 toda la casa presenta las mejores condiciones. Terminada las iglesia, la capilla en el primer piso, con el comedor en la planta baja y un considerable número de aposentos para residentes, su aspecto material proporciona una mejor formación, atención y servicio espiritual a los asistentes y residentes.

El templo es un edificio en forma de cruz latina y comprende cuatro capillas: San Francisco de Sales, San Miguel Arcángel, La Purísima (La Milagrosa) y San José.

Sobre estas cuatro capillas laterales, hay sendas tribunas que comunican entre sí por el coro con un órgano de antes de 1785.

Los cinco retablos, del altar mayor y capillas, son originales y de madera, estilo barroco rococó, y las imágenes de “cartón marché”. Cada capilla tiene altar frontal con un símbolo: Cruz: Fe; Áncora: Esperanza; Corazón: Caridad y JHS: Jesús-Hombre-Salvador.

La decoración general de este templo es de un rococó exquisito, “cual si fuera una tacita de plata” (Arquitectura mallorquina – Santiago S. López).

La sacristía participa de la misma cualidad ambiental barroca de la iglesia. Lo más notable e impresionante es la espléndida cómoda de 5 x 1,20 (S. XVIII), de madera de nogal con dibujos de boj incrustados y formas estilizadas de flora, con 20 cajoncitos de álamo.

A destacar los murales y pinturas del templo.

En 1836, recién acabadas las obras, para sufragar a costosa Guerra carlista, Mendizábal, nuevo presidente del gobierno de María Cristina, decreta la disolución de las órdenes religiosas y la venta de sus tierras i propiedades. El Vaticano rompe relaciones con España. La Casa Misión también sufre las consecuencias: expolio de los vasos sagrados, ornamentos, cuadros y muebles. Sería en mayo de 1853 cuando los misioneros paúles tomaron nuevamente posesión de su casa (menos de la esquina que el Gobierno la vendió para no devolverla más).

Los fines de la fundación eran idénticos a los de la Casa de Barcelona: predicación, misiones, ejercicios espirituales a sacerdotes, ordenandos y seglares, culto, etc.  

Posteriormente, a estos fines se sumaron el Seminario interno, asistencia espiritual a las Hijas de la Caridad, a las Hermanas de la Caridad, a las Conferencias de San Vicente de Paúl, las Damas de la Caridad, la Asociación de la Virgen Milagrosa y la Escuela Apostólica (07-01-1891, cerrándose en junio del 1969 para pasar a un edificio situado en las afueras de la ciudad, aunque en la nueva Escuela Apostólica solamente se cursaron tres años académicos, hasta el curso 1971-1972 en que se transfirió la propiedad del edificio -el 7 de setiembre de 1972-, convirtiéndose en Facultad de Ciencias, dependiente de la Universidad Autónoma de Barcelona)…

La Casa Misión de Palma de Mallorca fue el providencial refugio de muchos misioneros franceses, que -víctimas de la revolución en su país a fines del siglo XVIII- llegaron a Mallorca.   

Lo fue también para no pocos misioneros de la Provincia de España, que -en 1808- con motivo de la invasión napoleónica, tuvieron que abandonar la Península. En 1835 abrió sus puertas y acogió a los misioneros que -huyendo de las turbulencias políticas y persecutorias producidas en España- buscaron seguridad en la isla mallorquina. En 1909 encontraron asilo en la Casa Misión de Palma de Mallorca varios Padres y la totalidad de Hermanos Estudiantes, a consecuencia de la Semana Trágica de Barcelona. Y en julio de 1936, con motivo de las fiestas bicentenarias de la Casa, en ella se salvaron de las consecuencias de la Guerra Civil un considerable número de Padres y también la totalidad de Hermanos Estudiantes de la Provincia de Barcelona, invitados a festejar tan fausto acontecimiento.

No hay pueblo de Mallorca (4, 5 y más veces), Menorca (3 veces) e Ibiza (2 veces) que no haya sido misionado por los sacerdotes de la Casa Missió de Palma.

A partir de los años 50 (1950) Baleares tuvo la suerte de contar con unos extraordinarios misioneros, muy presentes aún en el recuerdo de los isleños: PP. Nicolás Pascual Comas (+ 1961, Binissalem), Juan Lladó Martí (+ 1960, Binissalem), Andrés Garcías Orfi (+ 1975,  Campos), Rafael Jaume Bauzá (San Juan)…

Desde el 1 de setiembre de 1973 la Comunidad de Palma de Mallorca tiene a su cargo la Parroquia de la Sagrada Familia en una barriada de Palma (Son Oliva).

Hoy, desde el año 1969, por circunstancias históricas, culturales y sociales, La Missió dejó de ser semillero de futuros misioneros. Se cerró la Escuela Apostólica pero los PP. Paúles dejaron abiertas las puertas a los fieles feligreses del entorno.

Así, pues, en Mallorca, la Escuela Apostólica y el Seminario dejaron de existir, dando paso a “vocaciones maduras” y con gente que ya sabe lo que quiere. Mientras se den esas vocaciones “adultas”, la Casa Missió seguirá abriendo cada día sus puertas…

Los misioneros destinados y que ejercen actualmente en la Missió, son: PP. Juan Amengual, Bartolomé Alomar, Jaume Munar, Rafael Jaume y Oscar Muñoz, incorporado este mes de septiembre.

El P. José Barceló en su libro “121 Mallorquins” nos habla de los misioneros (que ya no están entre nosotros, incluido el propio P. Barceló (+ 08-04-2013) que salieron de La Misión. Evidentemente, son algunos más los que salieron de La Missió, si contamos, básicamente, con los que ejercen, actualmente, en la Península y en Honduras.

Como decía, no hace mucho, el P. José Barceló, “La Missió no termina con nosotros ni nosotros con ella”.

Amen.

 

 

 

 

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