LECCIONES PROPIAS DE ESTE TIEMPO CERCANO A NAVIDAD (P. JUAN JAIME ESCOBAR, Sch. – Rector Universidad de Valencia)

NAVIDAD

 


”En la mañana del tercer domingo de Adviento…. domingo que según la tradición litúrgica es conocido como el Domingo Gaudete = Alégrense, me complace enviarles esta felicitación navideña del escolapio Juan Jaime Escobar, rector de la Universidad.

En ella nos dice que ser agradecidos es fuente de bienestar. Y hay que estar alegres aunque tengamos el cuerpo retorcido de tanto dolor o pena…

Pues a todos Uds. MUCHAS GRACIAS” .

P. Joan Sonet Miró, C.M. __________________________________________________


Estimados hermanos en N.S.P.

Ayer leía los resultados de una investigación realizada en una Universidad de los Estados Unidos en la que se afirmaba que ser agradecido, hacía más posible vivir el sentimiento de la felicidad.

Al principio me pareció que se trataba de esa tendencia ilustrada que tienen los grandes doctores de decir y escribir obviedades, haciendo como si hubieran descubierto un continente perdido. Y, sin embargo, viendo la nostalgia, la melancolía y en ocasiones la amargura con la que vivimos la vida y nos resignamos a hacer de la felicidad un ideal inalcanzable, pienso que esta investigación para concluir lo evidente, ha acertado con la clave de la dicha: es necesario ser agradecidos.



Hay que agradecer lo maravilloso, porque aunque podamos creer que nos lo merecemos, es un privilegio poder decir que contamos con la maravilla de estar vivos todavía, la maravilla de que nuestro corazón palpite, la maravilla de nuestra piel sintiendo el frío y el calor, la maravilla de nuestros ojos distinguiendo colores y nuestros oídos escuchando el viento, el rumor de los niños jugando o una canción lejana en una vieja radio.


Hay que agradecer que ahí está la gente, la misma gente que a veces nos incomoda y nos molesta, la misma con la que tenemos diferencias de opiniones y discusiones vehementes; pero, ante todo, la misma que nos abraza para decirnos que somos amados, la que no nos deja completamente solos, la que nos mira y nos da existencia con su mirada, la que nos regala el poder decir que tenemos familia o amigos o seres queridos, la que ríe cuando reímos y llora cuando lloramos.


Hay que agradecer lo que nos llevamos a la boca, poco o mucho, sencillo o elaboradísimo, pero algo que desciende a nuestro interior quitándonos el hambre, librándonos de la sed. Y casi siempre hay que agradecer que eso que comemos o bebemos, nos ha venido a través de las manos de alguien que ha tenido la bondad de preparar un plato para nosotros o servirnos una taza o llenarnos un vaso.


Hay que agradecer que tenemos algo qué hacer, en ocasiones a cambio de un salario del que vivimos y otras veces por la simple razón de que tenemos manos para actuar y mente para idear. Pero hasta el enfermo que en su lecho lee o reflexiona o hace oración y hasta el niño que lanza un avioncito de papel al viento, todo es parte del milagro de unas vidas que no son vacías, sino que todas cumplen una misteriosa misión.
Y si a esto añadimos el agradecer las cosas especiales de este año, las alegrías inesperadas, los logros alcanzados, los amores conquistados, los reencuentros soñados, las satisfacciones que nos colmaron, los triunfos y victorias, y si aún más añadimos el agradecer haber sobrevivido las noches en vela, y haber sido más fuertes que la enfermedad y haber soportado las despedidas y haber sido capaces de levantarnos de las caídas y volver a sonreír después de los sollozos y volverlo a intentar a pesar de la partida de los seres queridos que no volverán, entonces empezaremos a entender, sin necesidad de investigaciones universitarias, que ser agradecidos es la clave de la felicidad.

 Es Navidad.

Dios mira el mundo y se conmueve al vernos tan tristes, estando Él tan feliz, porque Dios, que es Amor, es por definición agradecido.
Y agradece. Agradece a la creación dejarse crear y a cada uno de nosotros recibir el don de la vida. Agradece lo que somos y sobre todo lo que podemos llegar a ser. Agradece que la maldad no nos posea por completo y agradece aún más que gracias a su Gracia podamos incluso ser santos como Él es santo y buenos del todo como Él lo es. Y, claro está, agradece que una joven virgen lo deje nacer, que un pobre hombre lo adopte como verdadero hijo, que un pesebre lo acoja en la fría noche, que un buey y una mula le den calor con su aliento, que los pastores le visiten y le den requesón y miel y que hasta unos magos venidos de lejos le den regalos que Él cree no merecer.



Sí. Es Navidad. Es una oportunidad para dar gracias, para ser felices. Así, pues, les propongo un trato: limpiémonos las quejas, las lágrimas y la amargura y por esta Navidad, por esta especial Navidad, demos gracias por todo y dándolas, dejemos que la felicidad no quede aplazada para después, sino que el tiempo y la hora de la felicidad sea ¡YA!.



¡Feliz Navidad 2013! ¡Feliz año nuevo 2014!





P. JUAN JAIME ESCOBAR, Sch. P.


Rector de la Universidad de Valencia

Tarjeta navideña 2013


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