Carta a un amigo (a JUAN GINARD BURGUERA).

Amigo Juan:

No te imaginas qué dolorosa y sorprendente fue la noche de tu despedida. Me parecía difícil que una simple depresión acabara contigo. ¡Cuánto lo siento!…Pero Berta me ha dicho que ha habido mucho más.

Tales sorpresas hacen pensar, al menos a mí: ¡ qué difícil se nos hace aceptar esta realidad y qué fácil se corta el hilo de los dos mundos: éste y el del más allá!

La vida es buena a pesar de todo, ¿no?. Todos deseábamos tu estancia más larga entre nosotros. Pero el que lo puede todo lo ha decidido así; pero yo que estoy pensando en tí y escruto tu “curriculum vitae” debo decir que te has ido con tu mochila viajera repleta de méritos y valores, de valores del antes y del después.

Antes, al inicio de tu misión con tus valores Paulinos, simpatía y cualidades vocacionales hacías muy eficaz apostolado. Hacías obra de Iglesia, obra de “enviado”.

Después, al optar encauzar tu vida por los caminos del gran sacramento, como nos dice San Pablo, seguiste siendo tú mismo, Juan. Pusiste al servicio de los demás tu otra faceta vital y pragmática, ya en Honduras, ya en nuestra querida “Roqueta”.

Me dijo un día Chepe Canahuati: Juan en todo su buen hacer siempre pone su “toquecito misionero”; no ha dejado de serlo nunca, y esto le honra.

Cuando solicité la ida de las Hijas de la Caridad a la Misión, me hubiera sido muy difícil terminar las obras sin tu valiosa colaboración: instalación de la planta, las instalaciones eléctricas en los 4 edificios y poner todo el conjunto en marcha, etc.,etc.

Por otra parte, aún resuenan en mis oídos aquel:”Ceiba…Ceiba…llamando…llamando… a…” Invitándonos a compartir aquellas amenas tertulias a las 12 de cada día en las que participábamos todos, desde el obispado hasta Puerto Lempira, toda la Diócesis. Tus entusiasmos nos contagiaban.

Alguien ha dicho de ti que eras un “manitas”; y yo tengo que añadir “eres un todo terreno”.

Has dejado un buen legado: tres preciosos e inteligentes hijos: Aina, Suyapa y Juan. “De tal palo tal astilla”… Berta te los cuidará, no lo dudes.

Juan: desde la mansión eterna reservada para los que han amado…acuérdate de nosotros. A los buenos amigos ni la muerte los separa.

Siempre estarás con nosotros, Juanito.

                                                   

                                                   Jaime Munar Ferrer, C.M.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.